Ando súper desconectada… Estoy ultimando las ilustraciones para un cuento infantil que va a salir en breve, es precioso y estoy deseando enseñarlo, además se va a poder personalizar las ilustraciones de la niña o el niño al que vaya dirigido, cosa que me parece que pocos cuentos infantiles ofrecen, así que va a ser un regalo muy muy original para los peques de la casa estas Navidades, además de hacerles mucho ilusión.
Pero además de este trabajo ando metida en otros líos, lo que hace que no me despegue del ordenador en todo el día, llevo en casa desde el domingo pasado sin salir a la calle, y no, no estoy exagerando, en estos días no me he quitado ni la bata que me regaló mi madre hace ya sus años (que en realidad parece de abuela, pero oiga, bien calentita que es), ni el pijama, ni las zapatillas de andar por casa de la Kitty, y a parte el café se ha convertido en mi mejor amigo estos días.
Pero lo peor de todo es que creo que mi perro me empieza a considerar un mueble más de la casa, porque me ignora por completo.
Soy un completo zombie, sólo me levanto para ir al frigorífico y al baño, vivo a base de café, bebidas energéticas y comida basura básicamente, a menos que mi chico me cocine algo en condiciones. Lejos quedó la comida sana y el ejercicio, aunque prometo que cuando tenga todo un poco más organizado, volveré al gimnasio, al menos para poder mantener el contacto con otros seres humanos reales y aprovechar los kilos de ropa de deporte que tengo abandonada en el armario… ¿Realmente lo haré? Pues no sé, porque lo llevo diciendo desde hace mucho tiempo, y las cosas en lugar de organizarse ¡se me desorganizan más!
Al menos hoy es viernes y esta tarde-noche saldremos de casa un poquito.
Aquí os dejo un dibujito hecho a imagen y semejanza mía de estos días, y me parece que a este paso de todo el invierno.